Abandonó la cama en silencio. Bajó las escaleras a zancadas.
El sudor le cubrió las palmas y el pálpito del corazón se hizo presente a cada
paso.
En el vestíbulo, se pegó a la pared; se detuvo un momento y
escudriñó la penumbra. Se acercó despacio al portón de hierro y cristal, antes
de agarrar el pomo metálico, vigiló la calle. Vio su coche aparcado pocos metros
más allá.
El aire fresco de la madrugada le sacó el miedo de golpe mientras una descarga de flashes lo inmovilizaba.
Marusela Talbé para El sol sale por el oeste, Radio Extremadura, tema Cautiverio
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