Sentada sobre la sucia manta verde, frente al súper, le sonrió tras la taza humeante.
—No. Nadie me echaría de menos.
—Ok. Si los otros nueve no lo hacen, yo sí.
—Tú no cuentas, te piras mañana.
—Pero hoy estoy aquí. —Se sentó en el suelo abrazándose las piernas—. Hablando contigo.
—¿De qué?
—No sé, ¿de qué te apetece?
—Ayer se me acercó un extranjero, ¿sabes? Y me trajo un sándwich de pollo, un refresco de naranja y una bolsa de patatas fritas —los dos rieron— y esta mañana ha aparecido con un café...
Pablogsgm
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