El peque se entretiene moviendo baldosas de un lado a otro en el patio. Mientras, mi hermana llora y protesta porque debe abandonar a su verdadero y único amor, de este instituto. A mí no me importa cambiar de escuela las veces que sea necesario. Todo con tal de no volver al caserón con rejas, cualquier cosa antes de que nos obliguen a separarnos de nuevo.
Papá regresa. Salimos pitando. Cuando el vecindario oiga las sirenas, estaré sintiendo el aire caliente, su zumbido, entrando a raudales por las ventanillas de la furgo.
Microrrelato seleccionado en el edición de Junio en Radio Extremadura, programa El sol sale por el oeste.
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