Se acerca. Tiembla el suelo. Me incorporo de un salto. La lamparilla se balancea. Solo un poco. El ruido aumenta. Oiré el pitido. Ya. Corro a la puerta. El pomo se resiste a girar. Por fin. Salgo como un loco a su encuentro. Pero debo detenerme. Cuando estoy tan cerca. Él ha visto mi estampida. Me reclama. Dos silbidos cortos.
En el andén de guardia entre olores a hollín de hierro gomas el sudor humano pacientemente. Pacientemente. Hubiese aguardado. Pacientemente entre olores.
Me acaricia la cabeza.
--Ella no se marchó en un cercanías, colega, ¿no lo entiendes?
FIN
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